Comenzó ayer en la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP el seminario de Periodismo de Investigación a cargo de Juan Gasparini, periodista argentino radicado en Ginebra, Suiza, desde 1980. Se encuentra en nuestro país por la presentación de la reedición de su libro López Rega, La fuga del brujo en donde narra la historia criminal jamás contada.
Pero cómo llegué hasta ahí. Nada del otro mundo; navegando por internet ingresé a la página web de la facultad donde me formé durante más de cinco años y leí que dentro de la maestría se dictan una serie de seminarios y talleres que son abiertos a graduados y docentes pero en carácter de oyentes.
Desmoralizada por completo; me dije: "te das cuenta, si hubieras terminado la tesis y fueras licenciada podrías asistir".
Pero nunca me rindo; pedí por mi inscripción alegando que trabajo para una revista y que esto representaba una mejora sustancial en mi desempeño. Y ahí me vi, sentada frente a él. Me hice cargo frente a todos de mi situación.
Los días previos la curiosidad y la ansiedad me llevaron a buscar información sobre Juan Gasparini; ya que jamás lo había oído nombrar. San GOOGLE me fue muy útil para una primera aproximación.
Debo reconocer que cuando supe que había sido militante, víctima y testigo de las violaciones de los derechos humanos perpetradas por militares y civiles desde la ESMA durante la última dictadura, temí que se desvirtuara todo.
Este prejuicio no me aflora por que sí; más de una vez se prometen ciertas cosas que luego resultan tomar otro rumbo y uno se siente defraudado en sus expectativas.
No quiero expresar que el Juan Gasparini militante y víctima del horror de la dictadura militar argentina no sea interesante; sólo no lo es en el marco de un seminario de Periodismo de Investigación.
Pero Gasparini no defraudó las expectativas; todo lo contrario, se pronunció molesto de que se haga referencia a él como militante y no como periodista de investigación; eso hizo que me enorgullezca estar sentada frente a él.
Otra de las ideas que rescato de su exposición de ayer, es el ejercicio del periodismo aún sin concluir con los planes de estudio.
Algo a lo que adhiero y repito hasta el cansancio; debo reconocer que en algún punto me jugó en contra para finalizar mi tesis, que ya va tomando buen color.
Sin embargo, considero que la capacitación constante y el paso por las aulas de una casa de estudios es muy necesaria pero en la calle, ante los hechos resulta insuficiente; la práctica sin la teoría es pobre; pero la teoría sin la práctica es indigente.
Por último, sostengo al igual que él, que un periodista no puede ser neutral y el límite de ésta, está dado por la Declaración de los Derechos Humanos.
Los periodistas no somos dioses del olimpo; pero nuestra curiosidad y sed de verdad debe exceder a las de cualquier ciudadano común; si no qué sentido tiene nuestro oficio o profesión.
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